Además de las características estructurales y el diseño de la piscina, el futuro propietario debe considerar junto con el constructor de la obra un tema que en principio no parece demasiado relevante pero que, tal como demuestra la experiencia, resulta decisivo en la planificación de la obra.
Nos referimos a la época del año en que se debe comenzar la construcción de la piscina. Como es natural, las piscinas descubiertas tienen su punto de máxima asistencia durante los meses de verano y en no pocos casos la decisión de poner en marcha la construcción de la piscina por los propietarios hacia comienzos de la primavera.
Bien, este es un grave error que solamente contribuye a perjudicar los intereses del propietario. Desde nuestro punto de vista creemos que el mejor criterio que puede emplear el futuro propietario de una piscina es el de comenzar con los trámites y consultas con un año de anticipación, es decir, a comienzos del otoño. De esta forma, el proceso de construcción de la piscina se desarrollará pausadamente, con tranquilidad, sin improvisaciones y logrando la máxima reducción de costos.
Por eso, al planificar la instalación es fundamental contar con el consejo y el asesoramiento de un profesional, lo que nos evitará problemas posteriores. En este sentido, el camino más directo es recurrir a una empresa asociada en ATEP para la realización de la piscina, asociación pionera en la defensa de los intereses del sector acuático. Acudir a un constructor o fabricante asociado en ATEP una vez tomada la decisión de hacerse construir una piscina, es una garantía de que cumplirá la normativa vigente, así como de la fiabilidad del presupuesto y de poder contar con un atento servicio.
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